No puedo moverme
No puedo moverme.
Hace mucho tiempo que tengo la misma pesadilla, pero cada vez que se repite más real me parece. Siempre empieza con el sonido de unos huesos crujiendo, el ruido es tan intenso que me hace abrir los ojos de golpe. Es un chasquido sonoro y nítido como cuando un nudo de pino estalla en el fuego de una chimenea.
Abro los ojos pero no puedo moverme, solo puedo observar como en la oscuridad de una habitación desconocida aparece la silueta de algo al lado de la puerta. No sabría si calificarlo como una figura humana extremadamente delgada. Se encuentra en una posición imposible, como si estuviese retorcida. Parece tener una deformación esquelética, es de baja estatura y una cabeza desproporcionada.
Permanece quieta unos segundos como una estatua macabra con respiración entrecortada. Pero, cuando parece haberse percatado de que he abierto los ojos, comienza a avanzar hacía la cama con movimientos pausados y bruscos. Se retuerce y suenan sus huesos fracturarse con cada paso que da, se mueve como una marioneta manejada con hilos haciendo ese espantoso ruido de huesos rotos cada vez más y más fuerte.
Se sube a la cama y se acerca a mi, se agacha lentamente retorciendo el cuello. Puedo ver como aproxima su desfigurado rostro al mio y empieza a desencajarse la boca de forma antinatural.Yo no puedo gritar ni moverme, tan siquiera puedo cerrar los ojos. Noto como mis labios se mueven en contra de mi voluntad diciendo una y otra vez “no puedo moverme, no puedo moverme” . Es cosa comienza a gritar a escasos centimetros de mi cara, es un grito de un dolor inmenso que comienza a transmitirme. Empiezo a sentir un dolor inaguantable, siento como se me rompen las falanges de los dedos de los pies, sigue avanzando y me fractura el metatarso, continuando con las tibias y los perones. El grito aumenta de volumen paralelamente a la rapidez de mis fracturas y a mis susurrros involuntarios. El grito ensordecedor de aquel ente y el dolor que estoy sintiendo me torturan mientras que yo no puedo hacer nada, solo derramar lágrimas hasta que la pesadilla termina.
Esta parálisis del sueño siempre comienza a la misma hora exacta, a las seis de la madrugada. Pero cada vez termina más tarde, la tortura se alarga y esa cosa permanece más tiempo gritando a escasos centímetros de mi cara y rompiendome los huesos. Ya casi no recuerdo mi vida fuera de esta pesadilla. Mi mayor temor es que llegue el momento en el que nunca termine y quede atrapada en una espiral de dolor infinito.
Miranda
Desde hace tiempo pienso que mi familia está maldita. Con 22 años me marché de casa sin decir nada a nadie y deje atrás una familia desestructurada, mi madre era alcohólica y mi padre había muerto cuando tenía 16 años. Se lo encontraron tirado en un callejón muerto por sobredosis. Esto desencadenó el alcoholismo de mi madre, se pasaba los días tirada en el sofá entre botellas vacías y su propio vómito. Podría asegurar que se olvidó de que tenía una hija y lo más probable es que tardará en darse cuenta de que me fui, si es que alguna vez lo hizo.
Mi vida no fue mucho mejor después de esto, acabe drogandome como mi padre y bebiendo como mi madre. Me ganaba la vida prostituyéndose y me lo gastaba todo en mis adicciones.
Todo cambió el día en que me dijeron que estaba embarazada, esperaba gemelas. Esto hizo que algo cambiara en mi mente. No me importaba destrozarme la vida, ya que no le tenía mucho aprecio, pero por nada del mundo le haría pasar a mis hijas la infancia que yo tuve.
Me reforze, permanecí limpia todo el embarazo y encontré un trabajo en un 24 horas. Aunque, aparentemente mi vida estaba mejorando, el día del nacimiento de mis hijas me supuso otro duro golpe. Eleanor nació con Osteogénesis imperfecta, una terrible enfermedad comúnmente conocida como la enfermedad de los huesos de cristal. Mi hija se fracturó seis huesos dentro de mi útero, tenía los huesos curvados y problemas para respirar. Necesitaba atención constante, cualquier leve golpe le suponía un ingreso en el hospital, a veces se fractura huesos sin causa aparente. Eleanor tenía que ser internada cada dos meses.
Por otro lado, su hermana Alma nació sana.Pero a pesar de haber tenido más suerte que su hermana, ella también necesitaba una madre, todos los niños necesitan atención y cariño. Eso es algo que no pude darle. Tuve que dejar mi trabajo en el 24 horas y pude subsistir gracias a ayudas sociales y a la piedad de mi vecina Sara. Sara me ofreció un trabajo en su pequeña tienda de comestibles y también me permitía llevarme a Eleanor conmigo. Alma, sin embargo, pasaba muy poco tiempo conmigo. Sara se encargó de ella mientras yo cuidaba de Eleanor.
Siempre me arrepentiré de no haberle prestado algo más de mi tiempo. Estaba tan centrada en Eleanor y su enfermedad que no me di cuenta del problema que tenía Alma. Un problema muy grave que no podía verse a simple vista como ocurría con su hermana Eleanor. Alma necesitaba mucha ayuda pero todo acabó en aquel desenlace horrible. El peor día de mi vida.
Ese día me levante con el sonido de la alarma que me recordaba que tenía que darle la medicina a Eleanor. Me dirigí a su habitación pero no estaba allí. Con el corazón desbocado busque por toda la casa mientras llamaba a Sara. Un grito de horror que provenía de la calle hizo que mi rostro se tornara pálido y que soltara el móvil. Este impactó en el suelo y mientras se escuchaba a mi vecina contestar al teléfono y preguntar que pasaba yo salí corriendo hacia la entrada de la casa.
Me acerqué al filo de unas escaleras que había a pocos pasos de la entrada de mi casa y lo que ví se me grabó en la mente. Desde entonces cada vez que cierro los ojos aparece esa espantosa escena.
La silla de ruedas estaba destrozada y mi hija estaba tirada en el suelo con todos los huesos fracturados. Bajé las escaleras tan rápido que no recuerdo sentir ni siquiera mis pisadas, me acerqué a mi hija que aún respiraba con dificultad, estaba sufriendo mucho y lo único que pudo decirme antes de morir fue “no….puedo...moverme…”. Sentí como si en ese instante me destrozaron por dentro, no paraba de gritar “no puede ser, duele demasiado, no puede ser”. Unos hombres bajaron de una ambulancia y me inyectaron un tranquilizante.
Sara
Siempre pensé que Alma no era una niña normal, tenía una mirada vacía, no hablaba apenas. Nunca vi en ella una muestra de empatía y muchas veces tenía explosiones de ira. Yo lo atribui a las circunstancias que estaba viviendo pero nunca pude imaginar que le hiciera eso a su hermana.
Las últimas semanas antes de la tragedia el comportamiento de Alma empeoró, se distraía matando insectos y escribiendo su nombre con los cadáveres de sus pequeñas víctimas. No me parecía un juego normal para una niña pero no le decía nada ya que si lo hacía le daban ataques de ira que no podía controlar. La tarde antes de la muerte de Eleanor, encontré a Alma en el parque que está bajando las escaleras que hay cerca de donde vivimos. Alma había encontrado un nido de pájaros que se había caído de un árbol. Cuando vi lo que ALma estaba haciendo me horrorice. la niña cogió una piedra y sin pensarlo machaco la cabeza de uno de los polluelos. Rápidamente le agarré del brazo y la obligue a tirar la piedra, Alma se puso a gritar y a insultarme, peor lo peor de todo es que no vi en ella ni una pizca de arrepentimiento, al contrario, una vez se tranquilizó fue la primera vez que la vi sonreír. Decidí que no le diría nada a su madre esa noche ya que prefería que sería mejor que Miranda pudiese dormir sin tener que añadirle otra preocupación más a su complicada vida.
Al día siguiente recibí una llamada de Miranda pero nunca recibí respuesta cuando conteste el teléfono. Lo siguiente que supe de ella fueron los gritos de la calle. Había mucha gente alrededor y no me dejaron acercarme a ver qué pasaba y la verdad es que ahora me alegro de no haber visto aquello.
Días después escuche la noticia en la televisión, no se hablaba de otra cosa El suceso nos marcó a todos de por vida. Esa noche Alma se levantó a las seis de la madrugada con una alarma programada, lo había planeado todo de principio a fin. Fue hasta la habitación de su hermana, la despertó y le dijo que iba a llevarla al parque a jugar como todos los niños. Esto le hacía mucha ilusión a Alma, ya que Miranda tenía miedo de que su hija enferma jugase con otros niños y que estos le hicieran daño sin querer. La sentó en su silla de ruedas y con cuidado salieron a la calle, la llevó hasta el filo de las escaleras. Alma le dijo que era el camino más rápido y la empujó. Eleanor salió despedida y cayó por las escaleras mientras Alma se quedó mirando desde lo alto. Eleanor suplicaba ayuda a su hermana y esta empezo a bajar las escaleras tranquilamente, cuando llego al final se agacho y se quedó mirando el cuerpo fracturado de su hermana, mientras Eleanor decía “Alma, no puedo moverme”. Cuando la niña se cansó de la escena se fue a su habitación y volvió a meterse en la cama.
A pesar de ser una historia horrible lo más siniestro vino después, nadie se explicaba lo que le pasó a Alma. La encontraron en su cama a la mañana siguiente en una especie de coma extraño. La ingresaron en el hospital y cada noche a las seis de la mañana comenzaba a hablar, empezaba a decir “no puedo moverme” una y otra vez pero no reaccionaba a nada. Cada vez lo decía más rápido y lo peor de todo es que sus huesos se fracturan sin razón alguna. Los medicos no podian explicar qué le pasaba a Alma. Pero todas las noches a la misma hora empezaba decir lo mismo y a romperse los huesos de todo su cuerpo. Cada vez durante más tiempo.
Alma
No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme,no puedo moverme,No puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme, no puedo moverme...