Reflejos del miedo. Relato de terror
Alicia se despertó aquella noche como todas, con la radio del ático, que como por costumbre, cada noche a las 3:06 de la mañana sonaba, Todas las noches, a la misma hora, la misma melodía. Como una canción de caja de muñecas lenta que cada vez incorporaba más instrumentos, piano, violín, contrabajo... el volumen y la rapidez de la música era cada vez mayor hasta convertirse en ruido. Un ruido insoportable, que te erizaba la piel. No importaba que hiciese Alicia, por mucho que tratase de quitar la música, destrozar la radio, cualquier cosa, esa música no paraba, como si se metiese en su mente y no cesase hasta pasados quince minutos. Todas las noches pasaba lo mismo, Alicia pensaba que se había vuelto completamente loca.A las 3 y 06 de la noche siguiente empezó a sonar la melodía, Alicia se despertó. Pero esta vez, como si ya se hubiese rendido a esa terrible música, se quedó parada frente a la radio, Una lágrima resbaló por su cara. En ese momento la bombilla que colgaba del techo parpadeó, y en los pequeños instantes de oscuridad, Alicia pudo percibir el reflejo de una silueta en el espejo del ático. Parecía la figura de un hombre alto justo detrás de ella. Un escalofrío recorrió su espalda.Cada noche era más y más el tiempo que la luz de la bombilla dejaba de funcionar, y cada vez era más clara la silueta del espejo, que siempre permanecía inmóvil. Alicia se acercó al espejo, para asegurarse de que lo que veía no era una mancha en el espejo. Guiándose por la poca luz de una farola en la calle que entraba por una minúscula ventana con barrotes. Daba pasos hacía el espejo, temblando y muerta de miedo, pero era como si algo la empujara a hacerlo. Una vez frente al espejo, lo vio, un hombre que parecía medir más de dos metros, desnutrido y con el rostro lleno de locura y maldad. Tenía una herida en el brazo izquierdo muy llamativo. Alicia gritó, cayó al suelo y comenzaron a darle náuseas. La canción de la radio sonaba cada vez más y más fuerte mezclados con gritos de dolor que podían provenir del mismo infierno. En el reflejo del espejo, aquel hombre o criatura, que inmóvil continuaba mirándola con una mirada persistente y un rostro que reflejaba la muerte en su faceta más macabra. Alicia, tirada el suelo, se cubrió la cara y los oídos con los brazos, deseando que todo terminara y fuera una horrible pesadilla.De repente, la música y los gritos cesaron y todo quedó en un completo silencio. El silencio se rompió con el ruido que hizo la puerta abriéndose.-Oh, dios mío... la hemos encontrado. -se escuchó a un hombre decir al entrar en la habitación.Alicia no entendía nada. Todo cambio de posición, y había unos hombres vestidos con uniforme de policía en el lugar, pasaba inadvertida entre los agentes mientras observaba como los muebles y toda la habitación estaba distribuida al contrario, lo que estaba a la derecha ahora estaba la izquierda. Los agentes no podían ver a Alicia, pero ella sí que podía verles a ellos. Los policías descolgaron un cadáver, según ellos llevaba semanas muerto. La mayor sorpresa fue cuando les vio cerrar la cremallera de lo que contenía un cadáver más pequeño.Era Alicia, una chica de 20 años desaparecida desde hacía seis meses, fue secuestrada, encerrada y víctimas de maltratos. Su raptor cada noche subía al ático donde tenía a Alicia secuestrada, ponía la música de la radio para que nadie pudiera escuchar nada de lo que realmente pasaba en aquel lugar. Un día el ya muy débil cuerpo y mente de la chica murió. La hora de la muerte estimada fue las 3 y 06 de la madrugada del día 13 de marzo.El raptor de la joven, por miedo a ser descubierto decidió ahorcarse en la misma habitación donde cometió todas esas atrocidades. Se ahorcó mirando su reflejo, pudiendo ver cada uno de los últimos segundos que le quedaban de vida.El alma de Alicia recordó todo al ver su propio cadáver, salió del ático, bajo las escaleras y salió de aquella casa. Por fin consiguió liberarse del espejo donde quedó atrapada después de su muerte atroz, por fin logró escapar del único testigo de su sufrimiento.