¡Para que volar si puedes bailar!
¿Alguna vez te has preguntado cómo los pingüinos pueden soportar tanto frío ?¡y no llevan ni abrigo, ni bufanda, ni gorrito de lana ni nada! Pues resulta que hace mucho tiempo en el Polo Sur no había nieve, tampoco hacía frío y los pingüinos vivían tan felices y contentos. Cada día salían se ponían su cremita solar, sus gafas de sol y se daban un chapuzón en el agua para refrescarse. Allí todas las aves disfrutaban del día y volaban, y desde el suelo los pingüinos miraban a las demás aves deseando poder volar como ellas.Pero a Liny, el pingüino más feliz del lugar, no le importaba no poder volar, porque le encantaba bailar a son de la música sin parar, iba a todos lados, animando a todo el mundo. Los demás pingüinos se preguntaban cómo Liny estaba tan contento si no podía volar, todos envidiaban el poder que tenía para ser tan feliz y contagiar esa felicidad a todos los demás. Cuando le preguntaban a Liny como lo hacía, este siempre le contestaba -¡Para qué volar si puedo bailar! Un día cuando los pingüinos salieron de sus casas vieron caer del cielo puntitos blancos, y empezó a hacer mucho mucho frío. Tanto que tuvieron que volver a sus casas y encerrarse hasta que dejara de nevar. Pero no dejó de nevar, el suelo se llenó de nieve, el agua se congeló y sus hogares se convirtieron en casas de hielo. Los pingüinos no sabían que hacer, todas las demás aves se marcharon volando en busca de un lugar más cálido, mientras que los pingüinos, muertos de frío miraban como las demás aves se alejaban volando.-¡Ojalá pudiéramos alzar el vuelo y escapar de este terrible frío, estamos condenados no podremos sobrevivir a esta desgracia!Los pingüinos estaban desesperados y se encerraron en sus casas esperando que un milagro ocurriera... Y eso pasó, Un día la música empezó a sonar por todo el lugar y unas luces de colores despertaron a todos los pingüinos. Cuando se asomaron vieron a Liny bailando ¡Sin abrigo, sin bufanda, sin gorrito de lana ni nada!. Los pingüinos se preguntaban cómo podía aguantar el frío. La música y la forma de bailar de Liny se contagió entre todos los pingüinos y todos se pusieron a bailar sin parar, bailando y bailando se lo pasaban genial y además entraban en calor. Los pingüinos más tímidos le decían a Liny que no sabían bailar tan bien como él pero Liny les decía siempre:-¡Lo importante no es quién bailar mejor si no quien es capaz de disfrutarlo más!La idea de Liny fue genial, además de solucionar el problema del frío consiguió que los pingüinos olvidaran que no podían volar porque... ¡bailando se lo pasaban pipa! Desde entonces cada mañana en el Polo sur suena la música, todos los pingüinos bailan hasta que entran en calor y...¡pueden seguir viviendo tan felices y contentos!.Así que ya sabes, recuerda lo que decía Liny para sentir esa calidez que necesitamos los días fríos y malos.
"¡Para qué volar si puedes bailar!"